domingo, 18 de mayo de 2008

Un astralopitecus necesario

Los hombres siguen siendo unos pequeños simios.
Parecieran que recién se bajaron de el árbol y pasaron a tener casa y familia.
¿Qué pasa con nosotras, las pocas mujeres, que lidiamos con ellos cada día?
¡Si hasta para ir al baño son primitivos!
En primer lugar, no son capaces de bajar la tapa del WC luego de vaciar la "anaconda", como ellos le dicen a su miembro, que aunque esté de más decir, nunca sus dichos tienen coherencia con la realidad.
Entonces, tenemos ya un signo de "primitivismo". Lo otro es cuando se bañan: escuchamos el temible y asqueroso sonido de cuando vacían su nariz en medio de la tina. ¿Qué les pasa? Pareciera que todas sus ideas, contenida en esos seres verdes, las tiran por el desagüe.
En cuanto a esto, también vemos cómo, cuando manejan, urgen su nariz como si de eso dependiera la vida...¡qué asco!
Si visitamos el Zoológico Metropolitano, podremos ver que incluso aquellos macacos un poco torpes, utilizan una hoja para expulsar su material contenido en la nariz.
Pero en relación al baño, vemos cómo salpican todo de pequeñas gotitas de agua. Son como los perros que al mojarse, se sacuden completos para quitarse el agua. ¿Porqué ese afán por ensuciar todo lo que estuvo limpio antes que ellos llegaran?
Y después de esto, uno como estúpida debe limpiar cada evidencia que muestra que un mono "poto colorado" anduvo rondado nuestros pulcros baños.
Esto no es todo...¿Se han fijado lo exagerados que son? Incluso a nosotras suelen llamarnos así pero no se dan cuenta que ellos son los que, al primer estornudo, se meten a la cama, fingen unos cuantos temblores y llaman a su mamá para preguntarles qué deben tomar para mejorarse.
¡Cuántas veces he escuchado que deben ir a la clínica o sino morirán de tos?
Si supieran ellos, por un día solamente, lo que es sufrir una vez al mes y el dolor de sacar,por un espacio mínimo, a un ser viviente.
Pero lamentablemente, están con nosotras o a veces no, como cuando ven la televisión. Aprietan el botón "on" del control y pareciera que ese aparato negro, les absorbe cada una de esas neuronas que tienen encima de los hombros. Y si uno les habla es peor: nuestras palabra comienzan a invadir este espacio de amor entre él y su caja cuadrada. Sus pocos sentidos comienzan entonces a apagarse y sólo quedan 2 dando vueltas. Por lo que si osamos interrumpirlos, sus 2 sentidos colapsan y tratan sólo de seguir unidos a la televisión y es en este momento cuando comienzan a contestarnos esos maravillosos monosílabos que nos recuerdan su ser primitivo y su astralopitecus interno.
Estos monitos (como me gusta llamarlos a veces) son primitivos, torpes, básicos y medios brutos. Pero a pesar de todo, son tiernos: cada día que pasa hacen estas "gracias" que nos permiten entretenernos gratis y observar, como si estuvieran metidos en un jaula, cómo se relacionan con nosotras y con los otros simios.
Y es así como comienzan a ser necesarios, pues sin ellos, no nos reiríamos ni amaríamos cada uno de esos detalles que los hacen ser únicos.
Yo amo a mi astralopitecus personal.

2 comentarios:

carolita dijo...

Rocío:

Me encantó tu columna. Es divertida, rápida y fácil de leer, además de capaz de lograr identificación entre las mujeres. Muy bien.

Puntaje: 1,0

Daniella dijo...

Muy wena rocio!! Te encuentro toda la razón :P